Buenos días queridos aficionados de la literatura histórica. Hoy les voy a relatar lo que significó para mí el día que el Generalísimo Perón volvió a nuestras vidas.
Fue por el 23 de Septiembre de 1973, el día más glorioso de la Argentina, dicen los ancianos de la época que ese día fue tan colosal como el día que apareció COCOMIEL en la TV a Color.
Me encontraba con dos amigos; el Polaco Tararira González y el Negro González Oro dos hermanos medios raros para la época, pero Peronistas uruguayos como nunca antes se vio; caminando de rodillas por la ruta dos por una promesa que le hice a mi vecina "Doña Gertrudis" de que si algún día volvía el Generalísimo me iría, de rodillas hasta Mar del Plata a comprarle una docena de churros rellenos y bañados en chocolote (obvio que aposte semejante idiotez por que pensé q no volvía nunca más).
Salimos de la Ciudad de Quilmes al minuto que se anuncio lo del Generalísimo, porque si hay algo que soy es un hombre de palabra", reclute a mis dos amigos y nos fuimos camino a Mardel. La travesía traviesa (mas abajo se enteraran por que traviesa) nos llevo diez días ida y uno vuelta porque volvimos en sulki.
Día 1- Estábamos mas o menos a 20 kilómetros de Chascomús cuando me acorde que deje la puerta abierta de enfrente de la cucha de mi Dragón de Cómodo así que nos tuvimos que volver por que se le da por comer perros en celo, y era época de celo para todos ya que lo decreto el gobierno.
Día 2- Partimos definitivamente para Mardel seguros de que no había quedado nada inconcluso o sin cerrar, por la altura de Chascomús nos dio un poquito de hambre, paramos en un puestito de chori al paso donde si comprabas tres choris te regalaban un muñequito del Gral. arriba de un pony. Pasamos la noche en la puerta del chori al paso entre mosquitos, culebras cariñosas e insectos varios q se encargaron de que nos acordáramos toda la noche de por q no habíamos llevado el "No PIC" (repelente furor en esos años contra mosquitos, moscas, serpientes, suegras, viejas del agua, trabas con intención de vuelta y vuelta y personal de la dgi).
Día 3- Nos despertamos a las 6 AM tras escuchar el canto de un cerdo que se estaba apareando. Luego de un buen desayuno rutero a base de juncos y algún que otro girasol, nos en rodillamos en otro día a Mardel. Exactamente llegamos hasta el kilómetro 169 que seria más o menos por Castells. Donde nos detuvimos a comer algo y a vendarnos las rodillas por que ya las teníamos en carne viva, lo bueno que como el dolor era tanto ya casi ni las sentíamos entonces era más fácil el caminar. Esa noche el Negro González Oro se gano a una viejita del lugar a la cual como buen ciudadano uruguayo y seguidor del Generalísimo le dio amor por donde pudo.
Día 4 - A eso de las 7 AM nos despertamos del frió porque por la noche nos habían robado toda nuestra ropa, lo bueno es q nos dejaron la dignidad intacta, va eso creo porque quizás del dolor de las rodillas no llegamos a sentir ese diminuto o talvez gigantesco dolor. Una vez tapadas nuestras partes principales dígase cabeza, pié derecho y rodilla izquierda nos encaminamos otra vez, en esta ocasión llegamos hasta el kilómetro 283 (las Armas).
Esa noche fue la mas dura de todas después de 4 días de no ver una mujer que no tuviera bigotes ni pelos en las axilas, la abstinencia nos hizo caer en la tentación y en deseo por el otro, así fue que se armo la fiesta bajo las estrellas (lalalalalala) y al grito de "DJ Dero eso no es música" nos entrelazamos unos con el orto. Según me dijeron en el momento que grite eso me resbale dándome la cabeza contra una piedra quedando de espalda al cielo e inconciente.
Así que amigos el resto del viaje hasta Mar del no lo recuerdo, solo se que me desperté en la puerta de un local denominado Manolo, con un tremendo dolor en la dignidad, que nos vendió 2 docenas de churros bañados en chocolate.
Luego de sacarnos un par de fotos, las cuales ustedes podrán apreciar con los respectivos nombres. El Polaco se robo un Sulki mientras el Negro Oro seducía al dueño con sus encantos naturales (véase foto adjunta).
Por consiguiente nos encarábamos en sulki a Quilmes a entregarle a doña Gertrudis su bien prometidos churros.
Esta historia forma parte de la bibliografía oficial de "PERÓN, PERÓN", cualquier coincidencia con la realidad es coincidencia, y cualquier copia también.
Viva Perón!!!
Viva Papa Pitufo!!!
Viva Cocomiel!!
Viva Lita!!!
Viva De!!!
Viva Lazari!!!
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